Piano grande

Penny Marshall dirigió en 1988 esta comedia sencilla con un leve toque dramático, escrita por Gary Ross y Anna Spielberg (la hermana de Steven), en la que un preadolescente ve cumplido el deseo, de la noche a la mañana, de ser un hombre adulto. La peli nos habla de las etapas de nuestra vida, y propone aceptar la madurez sin olvidar el niño que fuimos, ya que por lo general renunciamos a la imaginación y la creatividad cuando somos adultos. Tom Hanks la protagoniza, trabajo por el que fue nominado al Oscar. Luego se estrenaría en Broadway un musical, e incluso se publicó un cómic.

De la cinta vamos a fijarnos en la escena en la que Hanks, junto a Robert Loggia, interpreta una melodía dando saltitos sobre las teclas de un piano extendido en el suelo. (Si Bartolomeo Cristofori levantara la cabeza y viera lo que hacen con su creación, puede que le resultase divertido. ¿Y si luego escucha a Glenn Gould interpretando las variaciones Goldberg?). En realidad, son dos melodías las que “tocan” Loggia y Hanks: Chopsticks, de Euphenia Allen, y Heart and Soul, de Frank Loesser y Hoagy Carmichael.

Hace años dediqué muchas horas a tocar la guitarra y el bajo, y disfruté la experiencia con la misma curiosidad y el asombro con los que un niño descubre la playa en compañía de sus padres. He elegido esta divertida escena en la que un chaval, en el cuerpo de un adulto, bailotea sobre unas teclas de piano y deleita a un puñado de clientes, que se convierten en público improvisado, para declarar el amor que siento por la música. De paso, me recuerdo que no debería perder nunca las ganas de jugar y de reír. Ni la espontaneidad. Quiero ser GRANDE sin perder la mirada del chiquillo. Ese niño que, por primera vez, escuchó Yellow Submarine en clase de música; el mismo que, cuarentaitantos años después, tararea You´ve got a friend in me, o silba las primeras notas al piano de Moanin´, de Art Blakey, mientras lleva a cabo su jornada de trabajo.

Hablando de trabajo, para esta escena fueron contratados dos bailarines profesionales, pero Hanks y Loggia pidieron a la directora que les dejara probar, a ver qué tal se les daba. En la peli tenéis la respuesta.

La película: Big (1988)