Debo confesar que a veces me cuesta mucho escribir en el blog y no es el mítico bloqueo del escritor, porque escribo prácticamente todos los días para el trabajo, pequeños relatos y otras cosas. Es más bien el juicio que pongo por adelantado en lo que hago. Las preguntas que nos hacemos seguro muchos son ¿Será útil para alguién? ¿Estará bien escrito? ¿Será completamente cierto o he metido la pata?

Hace unas semanas leí un artículo de Medium sobre la estrategía de crear cosas sin juzgar su bondad, de forma casi terapeutica y me encantó el concepto: "Make bad art". Es una idea divertida que elimina cualquier posible preocupación por los resultados.

Por otro lado, hace unos meses leí en un libro sobre la espiral del pensamiento creativo de Mitchel Resnick. El profesor Resnick describe una espiral de aprendizaje creativo fruto de sus observaciones sobre como aprenden los niños y este método de aprendizaje es útil para los adultos. El ciclo es infinito y uno de los eslabones es compartir lo que se crea porque permite refinar el resultado.

Eliminar el juicio en estas tareas creativas es el primer paso para hacer en algún momento cosas realmente interesantes o que revelen habilidades nuevas. Por esto es que retomo al blog con este espíritu de poner aquí las cosas que escribo, fotografío, toco, canto, programo o pienso con un poco de piedad, por así decirlo, o menos espíritu crítico. Además creo que tiene su valor en parte como el eslabón de compartir necesario en el proceso de aprendizaje creativo.

Así que comienzo mi producción de arte de pacotilla con algo que grabé hace veinte años más o menos y he rescatado de un disco duro olvidado en el trastero.