No hay nada como poner un piano roto en tu guarida si eres el malo de una película. Le da un toque vintage y siempre puedes torturar a alguien con la cuerdas rotas. Eso debería pensar Murad Krasniqi, el archienemigo de Taken 2, película poco recomendable, menos que la primera que es bastante digna, pero infinitamente más que la tercera. Sí, se me ocurrió ver las tres seguidas.
Y no se por qué, me acuerdo al ver este fotograma de la Ballade de Burgmüller que tuve que aprender en su momento. Me sonaba a música para el malo de una pelí de cine mudo.
Esta pieza es muy utilizada cuando se comienza a aprender a tocar el piano y los primeros compases repiten obstinadamente un Do menor que le da ese color misterioso a la pieza, como si el malvado de turno estuviera tramando algo.
La película: Taken 2 (2012)
La música: Ballade Op. 100, No. 15